En mi última aventura por Oriente próximo caí en la cuenta de que con mi visita a Omán se cumplía mi país recorrido número 50 y, aunque a día de hoy considere más importante las experiencias vividas en mis viajes que el número de países, si que miro atrás y siento que el tiempo ha corrido muy rápido.
Recuerdo mi primer viaje fuera de España y todas las incertidumbres que rondaban mi cabeza. Mi experiencia era nula, mi nivel de inglés era el de Bachillerato de los años 90 y así sin pensarlo compré un billete de viaje para visitar Polonia con unos amigos.
A decir verdad todo el viaje supuso un cúmulo de emociones: mi primer viaje en avión, mi primera salida de España y mi primera aventura planificada completamente por mí. ¿El resultado? Aunque no podría haber salido mejor me di cuenta que aún quedaba un largo camino de aprendizaje y ese aprendizaje vino viajando solo y con mochila. Sin cargas, sin contratiempos, sin esperas… Un mapa, una mochila y el mundo.
Durante todos estos años la experiencia de viajar ha ido cada vez superándose y cada vez el reto que he ido buscando es mayor. Primero fue Japón, luego el Transiberiano, luego el Sudeste Asiático, la India, Irán… ¿A dónde va a parar esto? Pues a decir verdad no lo sé. Ha llegado un punto que busco vivencias únicas. Sin importar el nombre del país y sin importar si está repetido en una absurda lista. Quiero recuerdos, experiencias, cultura, aprendizaje…
50 países no es nada y 50 países lo es todo. Es mi camino recorrido hasta ahora. Un punto de reflexión en el cual tomar decisiones y dar un paso hacia un nuevo horizonte. Quiero llenar esa mochila interior de vivencias hasta el final del camino.
Gracias si has llegado leyendo hasta aquí y como consejo… ¡No dejes de viajar!
