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El Quijote fue la primera novela moderna y Miguel de Cervantes, su autor, es considerado uno de los mayores genios literarios de su época. Es una de las principales obras de la literatura universal y la más leída después de la biblia. 

Pero tranquilo, que este entrada no se centra únicamente en el contenido literario de la obra, sino más bien en algunas localizaciones y en esos «gigantes» con los que nuestro hidalgo Don Quijote estaba empeñado en combatir. Así que libro en mano me he aventurado por tierras de La Mancha, y mas allá, para traerte esta «Ruta por los molinos del Quijote «.

Mapa de mi ruta del Quijote
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Tabla de Contenido

EL ROMERAL

El punto de partida comienza en El Romeral, municipio de la provincia de Toledo. Allí me reciben 4 gigantes: Muela, Gorrinos, Pechuga y Crítica, que estuvieron en uso desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Me siento junto a Muela, el más antiguo de los cuatro, desde 1890, y saco mi libro para leer mientras disfruto las vistas de este paisaje molinero desde el cerro santo.

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TEMBLEQUE

A tan solo unos kilómetros de El Romeral se encuentra este maravilloso municipio con una plaza pintoresca con columnas toscanas y pilares cuadrangulares en los accesos. Desde allí me dirijo a las afueras, guiado por las aspas de dos nuevos gigantes que se vislumbran en lo alto del cerro. Una vez allí se me acerca un lugareño para decirme que en realidad son tres molinos, dos de ellos reconstruidos y un tercero en ruinas. Sin más tiempo que perder subo la colina para verlos de cerca.

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CONSUEGRA

Tengo que reconocer que no pude evitar emocionarme y soltar un grito de júbilo mientras subía la carretera del Cerro Calderico. El castillo de La Muela y sus doce molinos dibujan una estampa manchega única. Nada más aparcar me dirigí a visitar su conocido gastromolino (Caballero del Verde Galván), donde podrás degustar productos típicos de la zona. Muy recomendable que visitéis el castillo, uno de los mejores conservados de toda Castilla-La Mancha.

Estos doce molinos reciben nombres tan peculiares como: Rucio (abierto para visitas), Sancho, Bolero (Oficina de Turismo), Espartero, Chispas, Mochilas, Caballero del verde Gabán (Gastromolino), Clavileño, Mambrino, Cardeño, Alcancía y Vista Alegre.

Me gustó tanto  la sensación que me transmitía el lugar que decidí quedarme en Consuegra para ver un atardecer desde allí y descansar de este fantástico primer día de ruta, aunque antes me acercaría hasta otra localidad cercana, Herencia.

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HERENCIA

Nuevamente toca subir otra colina para llegar hasta estos siete molinos de Herencia (en el pasado llegó a tener once), que como ya viene siendo costumbre gozan de nombres tan característicos como: La Sobrina, Dulcinea, Maritornes, El Ama, La Dueña Dolorida, La Duquesa y Teresa Panza. Están ubicados en las Sierras de la Horca y de San Cristóbal.

Sopla el viento y comienzan a moverse sus aspas… sin duda alguna un regalo que me ofrece el espíritu de estas tierras antes de regresar a Consuegra para descansar.

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ALCÁZAR DE SAN JUAN

Como siempre ocurre cuando viajo, me despierto muy temprano, tanto que todavía es de noche. Decido poner rumbo a Alcázar de San Juan para ver amanecer desde allí, sin saber que una fuerte niebla me sorprendería y daría al traste con mis planes (contratiempo que al final resultó agradable).

Tras una caminata hasta el cerro de San Antón, ya que he decidido dejar el coche en el pueblo, aparecen ante mí los cuatro gigantes: Rocinante, Fierabrás, Dulcinea y Barcelona coronando el cerro. Aunque solo veamos cuatro actualmente, en su día llegaron a ser diecinueve molinos de viento y dos de agua.

La verdad que contemplarlos bajo esta densa niebla hace que parezcan gigantes de verdad. Tal vez la visión del hidalgo Don Quijote de la Mancha no era tan equivocada.

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CAMPO DE CRIPTANA

Ubicado en la Sierra de los Molinos, en la localidad de Campo de Criptana, se sitúa otro punto importante, más que importante, de esta ruta del Quijote. Estos molinos atesoran fama mundial por ser los que inspiraron a Miguel de Cervantes para su libro. Además tres de ellos aún conservan la estructura y maquinaria original del siglo XVI (Burleta, Infanto y Sardinero).

Ya viene siendo costumbre que os los presente con sus característicos nombres, así que aquí van: Infante, Sardinero, Burleta, Culebro (Museo de Sara Montiel), Poyatos (Oficina de Información Turística), Inca Garcilaso, Cariari, Quimera, Pilón y Lagarto.

Y aquí en Campo de Criptana, sentado con mi libro y disfrutando este atardecer rodeado de gigantes, tenía pensado poner punto y final a esta ruta del Quijote. Pero no. En el restaurante, situado aquí en lo alto del cerro, me hablan de otra localización más para poder seguir conociendo este paisaje que tanto define la arquitectura de La Mancha: Los molinos de Mota del Cuervo. Así que, una vez más, cambio de planes. Me quedo a dormir aquí para recobrar fuerzas.

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MOTA DEL CUERVO

Me despido de Campo de Criptana con cierta melancolía. Durante la tarde de ayer decidí dar una vuelta por el pueblo y el cariño de su gente, la tranquilidad de sus calles, además de ese exquisito duelos y quebrantos, plato tradicional de la cocina manchega, hacen que me marche de aquí con la promesa de regresar pronto.

Mota del Cuervo está situado a apenas 30 km de Campo de Criptana. Ya en el camino observo que siete gigantes vigilan mi llegada. Una vez subo a lomos de la sierra cobran sentido las palabras de la persona que ayer me recomendó esta visita en el restaurante: No te marches de estas tierras sin conocer «El balcón de La Mancha». Tres de estos molinos se pueden visitar:

  • El Gigante – Oficina de Información Turística.
  • El Goethe – Para conocer la artesanía del barro.
  • El Piqueras – Visitar Museo Manchego.

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Creo que en este «Balcón de La Mancha» llegó mi momento cumbre del viaje. Sentí la compañía una vez más de estos gigantes y decidí sacar mi termo con agua caliente y sentarme a leer. No puedo decir más. Creedme si os digo que creí ver a Don Quijote junto a su fiel amigo Sancho discutir sobre si eran molinos o gigantes. Era un final de viaje perfecto. Conocer de primera mano las localizaciones de un libro único y a su vez contemplar siglos de historia girando a merced del viento, en lo alto de una colina.

Una vez decidido a aceptar el final de este aventura pongo rumbo a casa y, por un capricho del destino, decido acercarme a repostar a la localidad de Belmonte sin saber la sorpresa que allí me esperaba.

BELMONTE

Mi entrada en Belmonte fue como viajar al medievo. Este municipo de la provincia de Cuenca te va a sorprender de principio a fin. La Colegiata gótica de San Bartolomé, el antiguo Alcázar, la Plaza del Pilar… y el Castillo. Sí, un castillo de estilo gótico-mudéjar del siglo XV que te va a dejar sin palabras. De hecho me entero que todos los años se celebra allí el campeonato del mundo de Combate Medieval.

Estás mirando las fotos y te suena el castillo de algo ¿verdad? Estás en lo cierto, aquí se rodaron múltiples escenas de la película del Cid Campeador encarnado por Charlton Heston. Te dejo los enlaces de youtube por si quieres rememorar aquellas escenas. (Enlace 1/ Enlace 2 / Enlace 3 ).

Una vez finalizo la visita al castillo llega, ahora sí, el broche de oro de la ruta. Detrás del castillo, sobre una colina, aparecen nuevamente los protagonistas de esta ruta.

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Y donde todo comenzó hace unos días en El Romeral finaliza hoy aquí, en Belmonte. Antes que nada agradecerte si me has acompañado durante todo el trayecto y al igual que yo te has emocionado descubriendo parte de la riqueza cultural de nuestro país. Tengo que reconoceros que estoy enamorado de España. No de la España dividida, la de atacarse los unos a los otros no, sino de la España auténtica. La íbera. La Romana. La Musulmana. La España que invita a descubrir el legado de anteriores civilizaciones y que la convierte en un tesoro único en el mundo (aunque nos vendan como destino de sol y playas, somos mucho más). Sin más que decir me despido con esa introducción literaria tan conocida por todos.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco...

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