
Tenerife resultó ser todo un descubrimiento en mi aventura por las islas canarias. El cariño de su gente, el Teide, sus playas, su gastronomía y sus reservas naturales, como esta de la que vengo a hablarte en esta entrada, terminaron por enamorarme completamente de la isla.
La Reserva Natural del Pijaral está situada en la vertiente norte del Macizo de Anaga. Con una extensión de 300 hectáreas alberga una de las mejores muestras de laurisilva de la isla. Este tipo de bosque subtropical húmedo se extendía por una amplia zona de la cuenca del Mediterráneo durante el período terciario, hace más de 20 millones de años. Debido a las glaciaciones a finales de este período y durante parte del cuaternario fueron desplazando la laurisilva hacia el sur.
Toda esta parte teórica pasa a segundo plano en el momento que comienzas la ruta. Creerás estar en un bosque encantado, nombre por el que también se conoce a este sendero de casi 7 kilómetros. Caminarás entre diversos tipos de flora como naranjeros salvajes, tejos, tilos, acebiños, barbuzanos, favas, sauces canarios, sanguinos, viñátigos, brezo, hiedra silvestre… y un sinfín de especies más, en la cual cabría destacar la píjara, un helecho que puede sobrepasar los dos metros.


Como te comentaba con anterioridad, esta ruta circular de casi 7 kilómetros no presenta mayor dificultad. Como siempre te recomiendo, no olvides llevar agua y calzado adecuado para senderismo. Esta ruta tiene bastantes desniveles y suelos resbaladizos debido a la humedad que presenta el recorrido, ya que se encuentra sometido al régimen de los alisios, vientos característicos que afectan la cara norte de la isla y que dejan constante humedad en la zona. No olvides llevar la app MAPS.ME en tu móvil, te servirá de ayuda en caso de que tengas dudas en alguna bifurcación del camino.
Algo muy importante que debes saber es que para poder conservar esta zona de biodiversidad tan importante, es necesario regular las visitas. Esto significa que para poder realizar esta ruta necesitarás reservar previamente. Si no lo haces te enfrentarás a multas de hasta 600€. Es muy fácil y se tarda solo unos minutos. Te dejo el enlace para reservas. Click aquí.


En cualquier fábula en la que haya un bosque encantado siempre aparecen todo tipo de seres mágicos. Aquí, en el bosque de Anaga, habita un pequeño ser que bien podría pasar por una de esas criaturas mágicas. Se trata de la Plutonia Lamarckii, una especie endémica entre babosa y caracol cuya concha no llega a salir del todo a su exterior, sino que se queda a mitad de camino protegiendo sus órganos vitales.

No olvides durante toda la ruta el lugar en el que te encuentras, respeta su fauna y flora y llévate de vuelta todo lo que llevabas. No tengas prisa en realizar la ruta y observa y disfruta este lugar único. Una vez llegues al mirador del Cabezo del Tejo será momento de regresar, aunque por un sendero distinto. Vale la pena hacer una pausa en este mirador y observar el océano.

Y hasta aquí llega esta entrada, con el recuerdo del bosque encantado aún presente en mi mente. Somos muy afortunados de poder disfrutar de todo lo que la naturaleza nos ofrece. Ojalá siga así durante mucho tiempo.
LOCALIZACIÓN RESERVA EL PIJARAL