La mañana comenzaba lloviendo, así que tras la despedida de algunos peregrinos que conocí en el albergue fui hasta la Plaza del Obradoiro para despedirme y comenzar así mi camino hasta Fisterra.
La primera parada técnica, para almorzar y secarme un poco, la hice en Alto do Vento, a unos 8.5 km de Santiago. Por suerte la lluvia paró y pude hacer un tramo relativamente bueno hasta Ponte Maceira, un pequeño pueblo de 60 habitantes donde destaca un bonito puente románico construido en el siglo XIII. Vale mucho la pena hacer una parada aquí para fotografiar y sentarse a orillas del río Tambre.
Una vez llegado a Negreira decidí quedarme en el albergue Bergando, que aunque se encuentra algo retirado del pueblo me gustó por estar en contacto con la naturaleza y ser el lugar perfecto para desconectar. Tras una ducha bajé a Negreira para ver el Pazo de Cotón y la Capilla de San Mauro.